Dr. Máximo Ortega
Vintimilla
Especialista
Criminología Universidad Complutense Madrid.
La criminalidad es un fenómeno complejo,
cuya explicación, etiología, solución, etcétera, ha generado un sinfín de
teorías, ora biológicas, ora ecologistas, ora sociológicas o psicológicas. En
el presente artículo trataré de limitarme a plantear, no una teoría, sino más
bien una hipótesis que compararía la criminalidad de la sociedad con la
“criminalidad” de la naturaleza[i],
para en base de ello, al final, reflexionar acerca de la eliminación de la pena
de muerte.
Iré directamente al quid con un ejemplo:
un criminal comete crímenes porque le “tocó” ser el “destinado” ha ejecutarlo.
Es como si en vez de ser una catástrofe natural la responsable de “las muertes”
o “lesiones” de personas, es el asesino habitual o el terrorista, etc., el que
lo lleva a cabo, a manera de “reemplazo”. Se trataría pues de equiparar la
criminalidad de los hombres con la, diríamos, “criminalidad” de la naturaleza.
Un crimen humano sería igual a un
“crimen” natural, de tal forma que el hombre, un animal, las catástrofes e
incluso una planta venenosa se equipararían, en el sentido de constituir
“instrumentos” de la naturaleza en general, cuando de muertes o lesiones se
trate. Concretando: si un rayo “mata” a una persona, o una serpiente envenena a
un individuo, por qué no equiparar éstos con la muerte de una persona producida
por otra persona. Se puede alegar que los dos primeros se deben a casos
fortuitos, al azar de la naturaleza, y, en cambio, del tercero, no, porque el
hombre está dotado de “razón”, “conciencia”, “voluntad”… El hombre también
podría alegar “el azar” o “caso fortuito” debido a que la sociedad al igual que
la naturaleza (caso de la ilustración del rayo y la serpiente) actúa unas veces
creando bienestar y, otras, tragedias. Si la naturaleza está enferma, habrán
terremotos, inundaciones, y asimismo, si la sociedad está enferma habrán
crímenes, injusticias, pobreza, etcétera. Si la naturaleza provoca destrozos
materiales, v.g. una casa destruida por una inundación, el hombre también lo
hace, e igual un animal. Lo que quiero decir es que un asesino, un violador, un
ladrón, un desfalcador, actúan -actuarían- como “intermediarios” de la
naturaleza en la criminalidad, al ser la sociedad parte integrante de la
naturaleza, e igual “intermediario” vendría a ser un deslave, o el SIDA que
también mata personas. Claro está que hay una diferencia: el hombre, en verdad,
tiene conciencia y sufre las consecuencias del delito (prisión, cadena
perpetua, pena de muerte), en cambio, la naturaleza, en cierta forma, no. Si un
hombre (psicótico, psicópata… según los casos y las circunstancias) asesina a
diecinueve personas, para luego terminar suicidándose, no vendría a ser esto
parecido a un accidente -sin dolo ni culpa- en el que mueren veinte personas
incluido el chofer, si es un vehículo, o veinte personas que mueren en un terremoto.
Entonces, de lo hasta ahora dicho, no existiría razón para justificar la pena
de muerte, en el caso supuesto de que no se suicide el asesino arriba
mencionado.
De lo visto, mi objetivo, por tanto,
también sería llegar a establecer que todo lo que está en el planeta Tierra
está interrelacionado. Comprende o
existe una unidad de lo físico con lo biológico y lo social. Quizá estos
problemas (la criminalidad, la pobreza…) que se dan en la naturaleza, en la
sociedad, servirían para mantener un “equilibrio” en éstas, o mejor, se dan
porque no hay “equilibrios” en la naturaleza y la sociedad.
Un hombre X que mata es como un rayo X
que mata, es decir tanto en el un caso como en el otro son “víctimas
intermediarias” de la naturaleza. Y bien podría ser la persona Y y no la X la
que cometa el crimen (obviamente que tanto X como Y ya debieron de haber estado
predispuestos al crimen, y al final, al igual que un rayo X o Y, le “tocó” a la
persona X o a Y ejecutar el ilícito).
Mientras sigo exponiendo estas ideas que
pueden sonar a fantásticas, no quiero sostener que por el hecho de que la
sociedad -si se acepta la teoría sociológica de la delincuencia- “genere”
criminalidad -que a su vez sería inherente a la naturaleza-, las cosas hay que
dejarlas así como están, es decir abandonar el control de la criminalidad y
dejarla que actúe como por obra del fatalismo, o del “destino”. Aunque la
criminalidad se siga dando al igual que los fenómenos naturales, aquella puede
ser controlada. Digo controlada ya que no se la puede eliminar. Querer
eliminarla sería como tratar de afirmar que en tal o cual lugar nunca van a ocurrir terremotos -éstos
relativamente sólo pueden predecirse-.
Así, pues, como medida principal, el control de la criminalidad vendría dado
con su prevención para de esta forma reducirla. Aunque, más importante sería
también la prevención del riesgo de ser víctima del crimen, etc., etc.
Por otra parte, tampoco se puede negar
que la criminalidad -como producto de la sociedad y la naturaleza- tenga
orígenes en otros, diría, subfactores (y que influyen en el delito,
obviamente): psicobiológico-antropológicos: constitución psíquica, orgánica,
edad, raza, sexo, etc.; físicos: condiciones climatológicas de los pueblos,
medio ambiente; factores culturales, económicos…
Vale asimismo mencionar que la
criminalidad tiene mucho que ver con la evolución de la sociedad, la que
estaría relacionada con la “evolución de la naturaleza”. En este contexto, si
una sociedad evoluciona, la criminalidad tiende a reducirse, y al contrario, si
no evoluciona, la misma aumenta. Al hablar de evolución me refiero,
lógicamente, a la relacionada con los aspectos intelectuales, culturales,
económicos y políticos de una sociedad (también estaría lo que tiene que ver
con el control demográfico). El factor económico-político es un factor
determinante en la criminalidad. Una sociedad, o mejor, un país, en el que está
mal distribuida su riqueza, en donde unos pocos tienen bastante y la gran
mayoría poco, o nada -lo que da origen a una gran mayoría de clase baja y
escasa clase media y clase alta económica-,
genera una mayor criminalidad de
tipo convencional (robos, homicidios, lesiones, etc.) al igual que una
considerable delincuencia económica; en cambio, una sociedad con mayor cantidad
de clase media y poca alta y baja, es probable que tenga menor criminalidad
convencional, aunque, eso sí, seguiría teniendo, aunque en menor grado,
delincuencia de cuello blanco (criminalidad económica), y que es la realizada
por los típicos banqueros corruptos (peculado bancario), o por altos
funcionarios de un gobierno, en fin. Relacionado con el factor
económico-político, entre otros, necesariamente estaría vinculado el factor
cultural-educativo. Sin alargar, bastaría con mencionar el Raciovitalismo de
Ortega y Gasset, para comprenderlo. En efecto, «el hombre que piensa bien vive
bien». Y parafraseándolo diría también que la sociedad que piensa bien vive
bien. Pero bueno, vamos con un ejemplo, para quizá tratar de aclarar en algo la
idea del filósofo y sociólogo español, aunque parezca arbitrario: si un niño,
que ha sido culturizado y educado bien, es tentado a cometer una infracción,
por ejemplo, hurtar en un supermercado, no la cometería. Y si este mismo niño
se encontrara en una situación de extrema necesidad, es decir de no tener que
comer para sobrevivir, es probable, que en primera instancia, pidiera a alguna
persona algo de comer para satisfacer su necesidad…, pero, eso sí, no creo que
hurtara. Vale aclarar que este ejemplo no está relacionado con el «Campo Previo
del Crimen»[ii]
del que hablan Kaiser, Goppinger o García-Pablos, en donde se sostiene que las
personas, por naturaleza, ante una situación pueden delinquir, v.g: hurtar en
un supermercado a sabiendas de que no son vigilados por nadie. Lógicamente que
ésto podría ocurrir con el niño del ejemplo, pero eso sí, como decía en líneas
atrás, depende mucho del nivel cultural-educativo de un individuo, y también de
las circunstancias. Claro está que todo esto, según mi modesto parecer, en
cierta forma tendría que ver con la evolución biológico-mental del homo sapiens sapiens. En efecto, todos
tenemos impulsos “criminales” latentes, o mejor, escondidos en el interior de
nuestro ser, en nuestro código genético, y que cuando la situación se presenta
propicia (adecuada), éstos aflorarían en forma de agresividad directa, en forma
de “voluntad” homicida, de defraudación, etc. Lógicamente que si el nivel
cultural de una sociedad, y de sus individuos en particular, avanza, es obvio
que estos impulsos criminales escondidos se irán reduciendo. Sostengo también,
como complemento a lo susodicho, que si se evitase caer en la «predisposición
al crimen» se evitaría en gran medida el mismo. Un ejemplo, que no tiene que
ver exactamente con un crimen, podría ayudar a comprenderlo: si en una
gasolinera, en donde se prohíbe fumar por razones de seguridad, es contratado
un individuo para que trabaje en ella, y resulta que es fumador habitual
(aunque no intentara fumar en el trabajo), la gasolinera, con toda seguridad,
estaría predispuesta a sufrir una desgracia tarde o temprano, lo que no
ocurriría con un “abstemio del tabaco”.
Volviendo a lo de los factores que
ayudan a la evolución de una sociedad -a manera de digresión-, vale decir que
una sociedad que ha llegado a buenos niveles económico-políticos y
cultural-educativos adquiere, de forma inevitable, una criminalidad
convencional mínima, en especial la de los inmigrantes, grupos marginales,
drogadictos, etc.; y, en cambio, genera una no convencional (criminalidad
económica) diría que menor al de aquellas sociedades con medianos niveles
económico-políticos y cultural-educativos (claro está que también aparecerían
nuevas formas de comisión de infracciones: delincuencia de las sectas, crímenes
informáticos, delitos por manipulación genética, etc.). En cambio, en el polo
opuesto, si el nivel cultural-educativo y económico-político es bajo,
aumentarían las dos: criminalidad convencional y criminalidad ecónomica. Por lo
tanto, podríamos matizar que lo cultural-educativo está ineluctablemente ligado
a lo económico-político, y todos ellos, obviamente, a lo social y a lo moral.
Ahora, puede darse el caso de que un país culturalmente esté bien, como el caso
de Rusia, pero que económicamente esté mal, entonces aumenta las dos clases de
criminalidad[iii]. Es
difícil hablar de una sociedad rica y poco culta, podría ser quizá el caso de
los árabes (países petroleros) en donde no creo que existan problemas serios de
criminalidad. Respecto al caso de los EE.UU. también es especial su
criminalidad puesto que al ser el país más poderoso del planeta, se puede
esperar de todo, y ello debido a la inmigración amplia, a la diversidad racial,
cultural, religiosa.
Y bueno, casi como síntesis, como habrán
podido apreciar, entre otras cosas, mi afán al escribir sobre la criminalidad
de la sociedad y de la naturaleza, no es, como ya he mencionado, de que se deba
aceptar el “destino” de la criminalidad (mucho menos polemizar filosóficamente
en torno al azar y la necesidad), es decir, de que este mal que aqueja a la
humanidad, se tenga que dar y punto, y quedarnos de espectadores. No, eso
nunca. Lo importante es reducirla a través de la prevención, obviamente yendo a
su etiología, entre otras razones, para de esta forma evitar tener que ser
víctimas (compasión), o en su defecto, criminales (odio)… Y, como decía en
líneas anteriores, todo esto -aunque con escepticismo-, se lo lograría a través
de los mejoramientos de las condiciones económicas, políticas (democracia
real), sociales, morales, religiosos y culturales de una sociedad para de esta
forma llegar a su equilibrio, o lo que sería lo mismo, obtener su progreso y
desarrollo.
Para terminar, retomaré -por así
decirlo-, aunque sucintamente, el controvertido tema de la pena de muerte , es
decir “continuaré” con la “minihipótesis”, consecuencia, eso sí, de lo expuesto
en la mayor parte del artículo, en especial de la relación entre la
criminalidad de la sociedad con la de la naturaleza, con las siguientes
interrogantes: ¿No cree usted, estimado lector, que la pena de muerte no tiene
sentido, si consideramos que el ser humano es un “instrumento” más de la
naturaleza; por tanto, debe ser eliminada en todos los países del mundo? ¿No
cree que es preferible la cadena perpetua -en caso extremo- antes que la pena
de muerte, como sanción a una gravísima infracción, puesto que esta última,
filosófica y religiosamente, termina con la vida de un ser humano, lo cual no
da margen al verdadero castigo-arrepentimiento-rehabilitación-resocialización
en vida (que sería lo correcto) de una persona, como consecuencia de una culpa
(infracción penal)?… Los muertos no labran la tierra; los muertos no hacen
revoluciones; los muertos no pagan penas; los muertos no se arrepienten.
Medite este artículo… ¿será realidad o
fantasía?
FIN
[i] Para comprender las ideas
de este artículo, se debe considerar que los crímenes de la sociedad formarían parte de los “crímenes
de la naturaleza”.
[ii] El “Campo Previo del
Crimen”, es una teoría que sostiene que no se es delincuente al lesionar la
norma jurídica: sin hacerlo algunos ya lo son, y es lo que interesa a la
criminología.
[iii] El caso de
este país es especial debido al brusco cambio en su sistema de producción,
entre otros factores: glasnot, perestroika, caída del muro de Berlín que conllevó
al derrumbe del supuesto socialismo en el mundo, globalización de la economía…