EN ANTOJO DE ESCRIBIR

EN ANTOJO DE ESCRIBIR
La cueva de los Tayos (Ecuador)

lunes, 22 de diciembre de 2014

¿EL SUR TAMBIEN EXISTE?




Por:  Máximo Ortega





Se ha puesto alguna vez a pensar: ¿por qué los pueblos del norte se desarrollan más que los del sur?... ¿Se ha aventurado a dar una respuesta a esta interrogante?... Si no lo ha hecho, no se preocupe. Ni siquiera los grandes sociólogos, historiadores y politólogos han dado una respuesta concreta.

La historia y la realidad actual están repletas de ejemplos que demuestran la superioridad del norte sobre el sur. Europa, Norteamérica, Japón, China, están en el hemisferio norte. África, Latinoamérica, están en el sur. Pero esto no queda ahí, puesto que incluso dentro de un mismo continente o país se da este “fenómeno”. Veamos los siguientes ejemplos: las regiones del norte de Europa (protestantes) son más desarrolladas que las del mediterráneo (católicas); en Estados Unidos, el norte es mejor que el sur. Algo más, hasta dentro de una misma ciudad los barrios del norte son mejores que los del sur. Así pues, el norte es rico y el sur, pobre (con poquísimas excepciones).

Pero, ¿por qué todo esto? ¿Acaso fatalmente siempre el norte dominará al sur? ¿Cuál es la razón de todo esto? Es difícil dar respuestas efectivas. Lo cultural, lo religioso, entre otros factores, quizá tienen algo que ver; pero no es suficiente… ¿No será mejor hablar de una especie de ley física como la causante de este “fenómeno”? Y al respecto, vale citar como ejemplo especulativo la ley de Koirolius. Esta sostiene que en el hemisferio norte los remolinos de agua de un río, o el agua que fluye por un desagüe giran en sentido opuesto a las manecillas del reloj, mientras que en el hemisferio sur ocurre lo inverso. ¿No ocurrirá lo mismo con las sociedades, con la gente que habita en el norte y en el sur, es decir que unas giran hacia el progreso y otras hacia el atraso?

¿Qué tal si algún día se da lo contrario, qué el SUR sea el norte?

¿Qué opina?




 

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA PUERTA DEL TERROR




Por: Máximo Ortega

Las ventanas con cristales rotos, dejan pasar el viento frío que ruge en esta sombría y abandonada sala...





en la que ahora estoy relajado, y no tenso como aquel día en el que te esperaba para decirte que no abrieras LA PUERTA...  Pero, ¡maldición!, tuviste que abrirla y entrar primero cuando apreté el gatillo...






…Cuando me di cuenta de lo que había hecho, fue tarde. Tú estabas en el suelo, boca abajo, muerta...



¡Cómo maldigo aquella noche que te conocí en la cantina! Bebías y me mirabas de una forma agradable, de una manera tal como no me había ocurrido en muchos años. Y tus ojos negros me cautivaron. ¡Cómo me arrepiento de haberte traído hasta mi lecho de viudo solitario para satisfacerme de tu joven cuerpo!...




 ¡Cómo no quisiera retroceder el tiempo para controlarme! Pero fue imposible: ya estaba enamorado de ti, para nuestra desgracia!… No niego que era celoso y que sufría cuando no estabas conmigo…




Todo comenzó a cambiar cuando la gente del pueblo rumoreaba cosas malas de ti. Decían que te veías con el joven inepto que trabajó conmigo, y que era hijo, para mi mala suerte, de mi otrora amigo Rodrigo… Pero había un chisme que en verdad sí me molestaba, se refería a que te encontrabas a solas con él, ¡y para el colmo!, en mi propia casa…  


Aquel nefasto día, mi rabia llegó a su límite. Para desahogarme, me puse a beber…




En esos momentos, tú debías de haber creído que me encontraba en el mercado, en mi negocio… pero no, esa mañana suspendí mi tarea. Quería comprobar la verdad con mis propios ojos...



Envalentonado, volví a casa... Pero, ¡maldición!, no aparecías… Entonces, lleno de rabia, saqué mi REVÓLVER y subí al dormitorio: quería ajustar cuentas con el sinvergüenza, quería decirle que se alejara para siempre de ti….



Pero los dos no aparecieron... No me quedó más remedio que esperarte sentado en la butaca, en la misma que ahora estoy sentado…




¡Por fin iba a saber si los rumores eran ciertos o no! Mientras los esperaba, por momentos, dudaba si debía o no hacerlo. Hasta veía la posibilidad de abandonar la casa e ir a seguir libando y dejar las cosas como estaban, todo porque te amaba... Pero, ¡maldición!, debiste de haber sido tú la que abrió LA PUERTA y pasar primero a la sala…



A él ni siquiera lo vi, supongo que apenas te vio caer en el suelo, en medio de los gritos, huyó como una rata… Como ves, no pude contener mi arrebato, y sin querer te DISPARÉ…



No sé por qué lo hice: yo sólo quería dar al tipo un escarmiento, a ti jamás me hubiera atrevido a hacerte daño… Pero fue tarde, ya estabas muerta... Y, para mi desgracia, no podía soportar la idea de quedarme sólo en aquel mundo, a pesar de que supe que nunca me quisiste, que estabas conmigo sólo por mi dinero…


Después de nuestra tragedia, no he podido abandonar la idea de pedirte una nueva oportunidad… ¡Quiero que estemos los dos, eternamente juntos para no tener que escuchar nunca más las habladurías de la gente! ¡Sí, solos y felices por siempre en esta casa abandonada, recorriendo día y noche nuestros pasos…!



FIN


martes, 11 de noviembre de 2014

“CARTA A MIS PADRES QUE VIVEN EN EL EXTRANJERO”




Por: Máximo Ortega


 


“Queridos padres, les escribo este email para desearles se encuentren bien de salud, que la Virgencita les ilumine… El otro día cumplí catorce años y me sentí el tipo más infeliz de la Tierra. Imagínense, ya van cinco años que me andan ofreciendo venir para mi cumpleaños y nada. Si no fuera por la abuelita Carmen y mi hermanita La Flacucha me habría muerto de soledad. Es la primera vez que les escribo, quizá porque así me salen mejor las palabras, cuando hablamos por celular no puedo contarles de verdad lo que me está pasando.
Hace dos años comencé a beber trago, y últimamente probé marihuana. Me llevo con unos chicos a quienes también sus papás los abandonaron, y hasta hemos formado una pandilla… El otro día, ni bien comencé a beber me entraron unas feas ganas de hacer daño a la gente… Anteayer, un par de amigos cayeron presos, los acusaron de haber entrado a robar en una casa, y de puro gusto, porque sus padres si les mandan plata…
Yo no sé por qué ustedes aún siguen allá, en ese país donde los tratan mal. No entiendo por qué se fueron, aquí éramos felices, aunque fuera comiendo arroz con huevo… Odio el día cuando vos mamá pasaste la frontera para llegar a la “Yoni” después de tres intentos. Me enteré después que vos papá la llevaste porque estabas celoso, porque un amigo tuyo, a raíz de que te fuiste, comenzó a visitar nuestra casa. Y ahora que La Flacucha se está haciendo mujercita el desgraciado de tu amigo, supongo, ha regresado a merodear por nuestra casa…
El otro día vi en la tele que ese Obama, presidente de los gringos, y otros presidentes más, no hablan nada de ayudar a los latinos. Entonces, ¿por qué aún siguen allá? Quizá no quieren regresar por vergüenza de que les digan que son unos fracasados… Pero, si lo miran bien, ustedes más bien son unos héroes por el hecho de estar allá. Queridos padres, más vale el amor por nosotros que la plata. Es preferible que nos maten de hambre, antes que sufrir su ausencia. Están a tiempo de salvarnos. Aquí como sea podrían poner un negocito…
Sin más que decirles, me despido…”