Por: Máximo Ortega
Se ha puesto alguna vez a pensar: ¿por qué los pueblos
del norte se desarrollan más que los del sur?... ¿Se ha aventurado a dar una
respuesta a esta interrogante?... Si no lo ha hecho, no se preocupe. Ni
siquiera los grandes sociólogos, historiadores y politólogos han dado una
respuesta concreta.
La historia y la realidad actual están repletas de
ejemplos que demuestran la superioridad del norte sobre el sur. Europa,
Norteamérica, Japón, China, están en el hemisferio norte. África,
Latinoamérica, están en el sur. Pero esto no queda ahí, puesto que incluso dentro
de un mismo continente o país se da este “fenómeno”. Veamos los siguientes
ejemplos: las regiones del norte de Europa (protestantes) son más desarrolladas
que las del mediterráneo (católicas); en Estados Unidos, el norte es mejor que
el sur. Algo más, hasta dentro de una misma ciudad los barrios del norte son
mejores que los del sur. Así pues, el norte es rico y el sur, pobre (con
poquísimas excepciones).
Pero, ¿por qué todo esto? ¿Acaso fatalmente siempre el
norte dominará al sur? ¿Cuál es la razón de todo esto? Es difícil dar respuestas
efectivas. Lo cultural, lo religioso, entre otros factores, quizá tienen algo
que ver; pero no es suficiente… ¿No será mejor hablar de una especie de ley
física como la causante de este “fenómeno”? Y al respecto, vale citar como ejemplo
especulativo la ley de Koirolius. Esta sostiene que en el hemisferio norte los
remolinos de agua de un río, o el agua que fluye por un desagüe giran en
sentido opuesto a las manecillas del reloj, mientras que en el hemisferio sur
ocurre lo inverso. ¿No ocurrirá lo mismo con las sociedades, con la gente que
habita en el norte y en el sur, es decir que unas giran hacia el progreso y
otras hacia el atraso?
¿Qué tal si algún día se da lo contrario, qué el SUR sea el norte?
¿Qué opina?