Máximo Ortega
El
sanguinario dictador ugandés, Idi Amin, de tan aburrido que estaba en el poder,
mandaba cazar a sus opositores, y en un acto de puro canibalismo, se comía las
vísceras de algunos de ellos.
En España, con el Generalísimo Francisco Franco, que
gobernó más de cuarenta años, fueron asesinados cientos de miles de opositores.
Con este fascista, que se creía Dios, todo pasaba por el filtro de la censura:
periodismo, cine, literatura, deporte, concursos de belleza. Según
confesión de una prostituta de lujo, al ex jefe de gobierno italiano, IL
CAVALLIERE Silvio Berlusconni, le encantaba organizar orgías en una cama gigante,
obsequiada por su amigo Vladimir Putin, presidente de Rusia.
Velasco Ibarra llegó a ser cinco veces presidente de
la república del Ecuador, y según se sabe nunca robó un solo centavo, murió en la pobreza; pero, en cambio, algunos de sus colaboradores se
enriquecieron hasta decir basta. El octogenario Fidel Castro gobernó Cuba medio siglo,
y para no perder el gustito por el poder, delegó a su anciano hermano Raúl el
mando de la empobrecida isla. Pinochet decía que en Chile ni una hoja de un árbol
se movía sin que él lo supiera. Miles de opositores fueron asesinados en su
régimen autoritario.
El
genio del mal, Adolfo Hitler, estando en el poder, se dio el lujo de iniciar la Segunda Guerra Mundial,
y encima, en su Tercer Reich, aprovechó para mandar asesinar en los temibles
campos de concentración a más de seis millones de judíos. En la época del temible dictador comunista José
Stalin, los historiadores calculan que murieron más de veinte millones de
soviéticos… y sólo por el hecho de que no pensaban igual que el tirano. Algo parecido ocurrió en la china comunista de Mao
Tse Tung. So pretexto de la revolución cultural murieron cincuenta millones de
chinos.
Pero lo de ahora es más grave. El dictador norcoreano Kim Jong-un tiene sumido en
una grave crisis económica a su país, sin embargo, tiene dinero suficiente para
construir armamento atómico. Con sus frecuentes ensayos nucleares, tiene en
jaque a Estados Unidos y sus aliados. Nada raro sería que este loco inicie la Tercera Guerra Mundial.