EN ANTOJO DE ESCRIBIR

EN ANTOJO DE ESCRIBIR
La cueva de los Tayos (Ecuador)

miércoles, 26 de agosto de 2015

ADIÓS GASOLINA SALVAJE ADIÓS




Por Máximo Ortega

Si usted es dueño de un vehículo que funciona a gasolina, diesel o gas, es hora de que vaya pensando seriamente en cómo deshacerse lo más pronto posible de éste. Bueno, no tan rápido. Quizá en unos dos o tres años… ¿Y por qué tendría que deshacerme de mi cacharrito?, se preguntará. Pues, por lo siguiente: Al parecer, la mayoría de jefes de estado de las grandes potencias mundiales, ahora sí, están tomando conciencia de que se debe respetar a la naturaleza si no queremos que se destruya el planeta. En los foros mundiales, que ahora se realizan con más frecuencia, ya se habla seriamente de delinear urgentes políticas medioambientalistas (ecologistas) para luchar contra el calentamiento global (cambio climático); además de reducir su dependencia energética de los países petroleros; pero también, que pondrán más empeño en perfeccionar vehículos que no consuman combustible tradicional (en pocos años se masificará el uso, por ejemplo, de automóviles que funcionarán con energías alternativas: eléctrica, eólica, biológica). Así que, ¡adiós petróleo salvaje!, tienes los años contados (décadas atrás le pasó lo mismo al carbón de piedra que servía para mover, entre otros, a los trenes).
Estas políticas medioambientalistas, aparte de que se proponen disminuir la dependencia energética tradicional de dichas potencias, aspira lograr reducir los conflictos en los países petroleros, en especial de Oriente Medio (esto es muy difícil), y lo que es más, aspira evitar que la OPEP manejé a su antojo los precios del crudo (lo cual, al parecer, ya lo ha logrado). Obviamente, si en el futuro no va ha haber grandes demandas de petróleo, como hasta hace poco ocurría, éste pasaría a tercer o cuarto plano. Ya no hablaríamos de oro negro...
Para finalizar, la naturaleza en algo se salvaría, la mayoría de países desarrollados se harían más ricos, green peace y otros grupos ecologistas ganarían presencia mundial, Barack Obama ganaría más protagonismo del que ya tiene, etc. Pero, y ¿qué pasará con países como el nuestro, cuyas economías lamentablemente dependen del petróleo?... La respuesta es materia de otro análisis...
Así que, lo de vender su carrito en poco tiempo y cambiarlo por un Mercedes C350 híbrido, o un Tesla S eléctrico, no es broma. En mi caso, prefiero caminar...




lunes, 13 de julio de 2015

TODO ES RELATIVO




                                                                                        Por Máximo Ortega


 Cuando cayó el muro de Berlín, allá por el año 1989, nos dimos cuenta de que el comunismo había sido una farsa, prueba de ello es que poco después colapsaron la gran mayoría de países “comunistas” (China para evitar derrumbarse optó por mezclar las dos ideologías y al parecer le está dando resultado, no en vano es el país que más se está desarrollando en el orbe; Cuba, al parecer también le sigue el ejemplo). Pero antes de esto, el mundo estaba gobernado por dos potencias: Estados Unidos y la ex Unión Soviética, cada una con sus zonas de influencia. Los norteamericanos elogiaban el capitalismo y las bondades de le economía de libre mercado, los soviéticos no se cansaban de alabar a Marx y a Lenin, a la economía centralizada, planificada… Ambos se acusaban mutuamente de que la una potencia era más dañina que la otra. El mundo bipolar lo era todo, y el resto, entre ellos los países tercermunditas, no contaban para nada. Es extraño, en todas las cosas influenciaban estas dos ideologías: los americanos eran adeptos a la filosofía idealista, los soviéticos a la materialista; en psicología los unos preferían el conductismo, los otros el psicoanálisis, sobre el origen del universo los norteamericanos, como una forma de no irritar a las religiones, en especial la cristiana, insistían  en que este fue producto de una gran explosión hace quince mil millones de años (la famosa teoría del Big Bang), en cambio, los “comunistas”, sostenían que el universo no era más que energía y movimiento, que nunca hubo un comienzo ni habrá un final. Qué extraño, blanco o negro, positivo o negativo, bueno o malo. 
Pero, ¿Y quién tuvo la razón? Definitivamente, ninguno. Todo es relativo, incluido el tiempo, como diría Einstein. Cuando cayó el comunismo (que no es igual a marxismo) le echaron la culpa a las teorías socialistas de Carlos Marx, algo así como si Jesucristo tuviera la culpa de la inquisición católica o Nietzsche sería responsable del nazismo. Con los acontecimientos que vamos mirando actualmente, ni la una ni la otra ideología al parecer tuvieron ni tienen razón. Capitalismo y comunismo han fracasado. (con cual de los le hubiera gustado vivir, con el capitalismo, en donde las diferencias entre ricos y pobres son abismales, y al menos existe "libertad de expresión", o con el “comunismo” donde, supuestamente todos comen sus raciones, hay educación y salud, pero los dirigentes viven como reyes y no permiten la libertad de expresión, un auténtica sociedad controlada, algo así como el Gran hermano de la novela 1984 de Orwel?...
Así pues, habrá que buscar una nueva vía, pero no la tercera, esto es la socialdemocrática que ya ha fracasado, sino otra, una totalmente diferente, en donde el ser humano sea considerado como tal...

miércoles, 10 de junio de 2015

¿QUÉ HAY MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL?



                                                                                                              Máximo Ortega





Si en el planeta Tierra TODO fuese bondad, igualdad, justicia, una especie de paraíso, en donde los humanos viviéramos en completa paz y armonía, con abundancia de alimentos, nos habríamos extinguido, entre otras causas, digamos que por una especie de “aburrimiento suicida”. (En Japón y los países nórdicos la gente se suicida por algo parecido, quizá porque el nivel de vida de esas naciones es elevado). Por el contrario, si en el planeta TODO fuera maldad, hambrunas y guerras, la humanidad también se habría extinguido, pero por una especie de “depresión suicida”. (Si los Hitler o Stalin hubieran triunfado con sus ideologías, seguramente, con el pasar del tiempo, aparte del exterminio físico de humanos, habrían provocado en la población suicidios en masa). Claro que los seguidores de estos seres nefastos dirían que al discriminar a “seres inferiores”, o con la eliminación sistemática de personas que no pensaban políticamente como ellos, estaban haciendo un bien a la humanidad… He ahí una muestra del milenario y filosófico problema del bien y del mal.Para unos una misma acción (por ejemplo, un linchamiento) es considerado un acto de bondad y para otros, reprochable maldad. Para algunos hacer el bien sería difundir programas de control de la natalidad, sobre todo en países pobres (el planeta se está hundiendo, entre otras cosas, por la superpoblación: siete mil millones de humanos); pero, para otros, para algunos religiosos, esto sería un vil acto de maldad. Para los gringos, deportar a los migrantes es algo positivo, sobre todo si tiene que ver con cuestiones laborales, pero para otros, para los familiares de los ilegales, es un acto injusto. Para los que están en el poder, en el gobierno, todo lo que hace su jefe, está bien; pero para los de la oposición, está mal… Y así, por el estilo. Usted, estimado lector, puede poner a este tema los matices que desee: religiosos, éticos, económicos, en fin, para tener su propio criterio. 
Pareciera que los conceptos del bien y del mal son relativos, que quizá tienen algo que ver con las circunstancias, o con la clase de cristal con el que se los mira… Es más, hasta diera la impresión de que la lucha del bien contra el mal (y a la inversa) es el motor que mueve a la sociedad…
Pero, ¿qué significaría estar más allá del bien y del mal? Habría muchas respuestas. Entre otras, sería estar por encima de cuestiones morales. Los famosos, los ricos o los políticos poderosos del planeta  (mientras la mayoría de nuestra sociedad humana siga siendo borreguil) al adaptar favorablemente sus actos, voluntades y decisiones a las circunstancias también estarían más allá del bien y del mal, lo que no ocurriría con los pobres... 
No está demás especular que si existieran extraterrestres, en otras dimensiones espacio-temporales, es probable que ya hayan superado los conceptos del bien y del mal, esto es, han ido más allá de la ética; el bien y el mal no existiría para ellos. Esos seres que viajan por el cosmos a la velocidad de la luz y que han dominado la física cuántica estarían más allá del bien y del mal.
Para terminar, Federico Nietzsche (quien predicaba el concepto del superhombre, esto es del hombre nuevo que aparece tras la “muerte de dios”, del individuo fiel a los valores de la vida) sostenía en su obra “Más allá del bien y del mal” que: “El amor a uno solo es una barbarie, pues se practica a costa de todos los demás. También el amor a Dios”. Pero también: "Lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal".
De todas maneras, los conceptos del bien y del mal, quizá de momento, no estén al alcance de los seres humanos.





martes, 5 de mayo de 2015

ALCANZARON LA FAMA DESPUES DE MUERTOS


Máximo Ortega

Resulta extraño que en algunos casos se tenga que morir para ser famoso. La historia nos muestra a varios escritores, pintores, científicos, que en vida no fueron reconocidos y murieron sin saber que iban a ser famosos. Murieron algunos en la desgracia y sin imaginarse jamás que un relato, una pintura o una teoría de ellos llegaría a revolucionar el mundo de la cultura o de la ciencia. Ahí están Kafka, Allan Poe, El Greco, Van Gogh, Galileo, y más, que en vida pasaron por una serie de vicisitudes. De Galileo vale decir que sus teorías científicas fueron rechazadas en su momento. La iglesia lo acusaba de hereje. Fue arrestado por su forma de concebir la vida y el universo. De Kafka, autor de la novela El Proceso y que murió de tuberculosis, sobra mencionar que es catalogado como el escritor más influyente de la literatura universal de los últimos tiempos. Van Gogh, pintor postimpresionista, autor de los óleos más caros de la historia, entre ellos Los girasoles y El retrato del doctor Gatchet, padeció epilepsia y murió en la pobreza… Y más recientemente, Stieg Larsson (1954-2004), escritor y periodista Sueco, y Roberto Bolaño (1953-2003), escritor chileno, también murieron antes de ser famosos. Curiosamente ambos murieron de cincuenta años. Larsson  escribió la trilogía Millenium, que suman más de dos mil páginas, compuesta por las novelas: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, y que pocos días después de dejar los manuscritos en una editorial falleció de un paro cardiaco (fumaba tres cajetillas y bebía veinte cafés diarios, y encima prefería la comida chatarra). Nunca se imaginó que su trilogía, enmarcada en el género de la novela negra, y que no la vio publicada, vendiera millones de ejemplares y que esos millones de dólares fuesen a parar a manos de su padre y hermano, a quienes casi nunca vio, y no a las de su conviviente que siempre lo apoyó. Lamentablemente, ellos no se casaron ni  tuvieron hijos… Y qué decir del novelista, cuentista y poeta Bolaño, que emigró a España en donde se desempeñaba como una especie de factótum para sobrevivir, y que murió en un hospital de Barcelona por una insuficiencia hepática. Su obra más conocida es la novela vanguardista Los detectives salvajes, aunque la más premiada es 2666, libro que con más de mil cien páginas incluso recibió el National Book Critics Circle Award en el 2008. Así, al igual que otros, alcanzaron la fama después de muertos. Entonces, alguien comentará: ¡Qué absurdo!, “¿Para qué ser pájaro en un mundo lleno de jaulas?”… Sin duda, sus obras son auténticos frescos de la sociedad moderna y el reflejo de una asombrosa capacidad fabuladora.

lunes, 13 de abril de 2015

¡ALGO MISTERIOSO ESTÁ OCURRIENDO!

Por: Máximo Ortega
Hace más de quinientos años nadie hablaba de la existencia del continente ahora conocido como América. Ni siquiera se pensaba que la Tierra era redonda. Peor imaginarse en los medios sofisticados de transporte actuales y en las telecomunicaciones… (Si Atahualpa hubiera tenido un fax o un celular a mano…)
Hace sesenta años era impensable hablar de que Europa se uniera en un solo país. Y ello por su decadencia: su moneda es única. Cuarenta años atrás era por demás inaudito que en Estados Unidos un negro llegara a la presidencia de dicho país. Sonaba a fantasía que un afroamericano “gobernara” al mundo desde la Casa Blanca… (Y pensar que en la década de los sesenta, en algunas ciudades estadounidenses a los negros se les prohibía sentarse en los asientos de los buses o ingresar a un restaurante). Hasta hace treinta años era imposible mirar a un jugador negro en un equipo de fútbol europeo. Veinte años atras, nadie hubiera creído que en Latinoamérica algunos países tuvieran gobiernos con ideología de izquierda. En ese entonces, hablar del Ché Guevara era prohibido, se corría el riesgo de ser considerado guerrillero. El Manifiesto del Partido Comunista era el peor libro que se podía encontrar en la mochila de un estudiante. Y así por el estilo, hace pocos lustros nadie se imaginaba que la China y la India hoy sean las economías que más crecen en el mundo. O que la misma China “comunista” se ubique hoy en segundo lugar en el ranking de países con más multimillonarios… O que Bolivia tuviera un presidente indígena… O que en EE.UU. se diera un ataque terrorista como el que ocurrió con las torres gemelas, etc., etc.
Al ritmo como se vienen dando estos sucesos (extrañamente, lo que antes tardaba miles o cientos de años, ahora ocurre en pocos años, meses o días) no sería nada desatinado imaginar para después de quince años lo siguiente: que los latinoamericanos, o los africanos, miraremos ingresar por nuestras fronteras a cantidades de norteamericanos, o europeos, o japoneses que vendrán huyendo de sus países, por causas muy extrañas. Y que nuestros gobiernos controlarán a los ilegales, y nuestros ciudadanos comenzarán a despreciarlos: les darán los peores trabajos… Y que una señora indígena, o talvez una de color, le comentará a su amiga su desacuerdo con que una hija suya se casara con un gringo de ojos azules, porque no podría soportar el qué dirán de la gente, pues, además, él es de clase baja y ha venido a quitarles trabajo… ¡Puede pasar!